Touriñán mira al mar. Dos veces al año, a principios de la primavera y finales del verano, el cabo Touriñán se convierte en la última línea de sombra del ocaso en la Europa continental. La posición natural de esta
punta de tierra que se introduce impasible un kilómetro en el océano Atlántico lo convierte en el lugar por donde desaparece el último rayo de sol de la Europa continental. Son unos dos meses y medio al año para disfrutar de una simbólica puesta de sol. Cabo Touriñán toma el relieve del cabo de la Roca, en Portugal, y luego, se lo cede al fin y a la postre Vardetangen, en Noruega, tal y como explica el catedrático de Física Aplicada (USC) Jorge Mira Pérez, autor del estudio Análisis de líneas de ocaso en el occidente de Europa.
Además, está considerado el punto más extremo al oeste de la España peninsular.
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